Marylu Reyes y su hija de 12 años viven a unas pocas millas al norte de Fermi National Accelerator Laboratory, en West Chicago, Illinois, una ciudad de 27,000 habitantes con una población significativa de hispanohablantes.
Cuando la cliente de Reyes, una empleada de Fermilab, le contó que el gran laboratorio del vecindario estaba organizando un evento totalmente en español, Reyes y su hija apuntaron la fecha con gran entusiasmo.
Lo que vieron en Pregúntale a un Científico—Ask a Scientist—de Fermilab las cautivó.
“A medida que recorría el laboratorio, era igual que en las películas sobre la NASA: habitaciones grandes, computadoras, todos esos equipos. Sentías como si pudieras formar parte de ello,” cuenta Reyes, quien escuchó exposiciones sobre aceleradores de partículas, materia oscura y neutrinos. “Fue una gran oportunidad poder presenciarlo… ¡en nuestro idioma!”
Pregúntale a un Científico de marzo fue la primera vez que Fermilab ofreció Ask-a-Scientist, uno de sus principales programas de difusión pública del laboratorio, en idioma español. De hecho, fue la cliente de Reyes, Griselda Lopez, quien encabezó el esfuerzo. Asimismo, a través del compromiso cívico del Foro hispano/latino de Fermilab, un grupo de recursos, el exitoso evento, que atrajo a casi un centenar de personas, demostró el gran interés en el trabajo del laboratorio por parte de la comunidad latina circundante.
Pregúntale a un Científico es solo una parte del esfuerzo continuo de Fermilab para llegar a los hispanohablantes.
En la actualidad, Fermilab se encuentra desarrollando materiales de ciencia en idioma español para el salón de clases. Asimismo, ha organizado en dos oportunidades una conferencia bilingüe para una organización local que alienta a estudiantes latinas de la escuela secundaria a cursar estudios relacionados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM).
“Mientras estaba realizando estas actividades de difusión, me di cuenta de que no se trata solo de ciencia,” dijo Erika Catano Mur, una estudiante de posgrado de la Universidad Estatal de Iowa (Iowa State University) participante en el experimento NOvA sobre neutrinos de Fermilab, y quien ha guiado recorridos en idioma español dentro del laboratorio. “Existe un muro que enfrentan los hispanohablantes del cual uno no siempre es consciente. Ellos afirman: ‘Me dicen que me dirija a este sitio web para llamar a tal persona a fin de obtener más información. Y esa persona, ¿habla español?’ De modo que estamos observando lo que ya hay disponible en español y qué más se necesita.”
Catano Mur aprendió inglés en la escuela en Colombia, su país natal, y habla dicho idioma a diario en el trabajo. Minerba Betancourt, una científica de Fermilab participante en el experimento MINERvA sobre neutrinos, y quien realizó exposiciones en Pregúntale a un Científico, comenzó a hablar inglés de forma regular solo después de venir a los Estados Unidos desde Venezuela para cursar estudios de posgrado. Ella continúa hablando español con su familia.
“Soy la prueba de que se puede hacer ciencia en tu segundo idioma,” afirmó Betancourt.
Catano Mur dice que rara vez hace física en español. Por lo tanto, su primer idioma se convierte en su segundo idioma cuando se trata de física.
“Si estoy conversando con otro hispanohablante en el laboratorio, entonces podemos hacerlo en Spanglish, porque los términos científicos me vienen a la cabeza mucho más rápido en inglés,” afirma.
Al conversar con no científicos, según Betancourt, ninguno de los idiomas es más difícil que el otro. El verdadero desafío de traducción consiste en pasar los términos técnicos específicos a un léxico sencillo.
No eran solo científicos los que interactuaban con los participantes en Pregúntale a un Científico. Personal no técnico también estaba presente allí para mezclarse y responder preguntas.
“Contamos con una vasta comunidad de hispanohablantes en el laboratorio: empleados, estudiantes de posgrado y posdoctorados de instituciones latinoamericanas y estadounidenses,” contó Betancourt. “Cada voluntario aporta algo al maravilloso programa científico en Fermilab.”
Los participantes acudieron de todas partes, no solo de los suburbios aledaños. Betancourt conoció a una familia de Chicago, que vive a 40 millas de distancia, y otra que vive en Argentina que, casualmente, estaba por la zona.
Cuando se trata del laboratorio como un recurso educativo, los habitantes de los alrededores son, por supuesto, los que tienen más ventajas, ya que se encuentran a pasos del lugar.
“Disponemos de una buena comunidad con un gran potencial de estudiantes que podrían ser físicos e ingenieros,” expresa Betancourt. “Esa es una oportunidad que yo no tuve: ir a un laboratorio cercano para observar lo que hacen.”
Es una oportunidad tanto para padres como para hijos de obtener información sobre carreras científicas.
“Los padres están muy involucrados. A veces tienen la idea de que si te adentras en la física, solo podrás ser profesor de secundaria y tendrás que llevar una vida solitaria,” sostiene Catano Mur. “Cualquier información más allá de eso es sorprendente.”
Su objetivo consiste en reducir eso.
“La comunidad hispana tiene aquí una gran oportunidad de involucrarse en la ciencia. Un laboratorio como este no existe en muchas partes del mundo,” afirma Catano Mur. “Un par de conversaciones científicas puede iniciar el proceso.”
Reyes ya va por buen camino. Incluso antes de asistir a Pregúntale a un Científico, ella asumió el papel de pregonera, distribuyendo volantes acerca del evento en supermercados locales, en la escuela secundaria de su hija y en su iglesia. Parece haber funcionado: Reyes vio a varios amigos y conocidos allí.
“Estoy tan feliz de que hayan hecho esto por nosotros. Mi hija dijo: ‘Mamá, esta fue una gran experiencia,’” contó Reyes. “Había oído acerca de Fermilab pero no sabía realmente qué era. Ahora, nos sentimos muy bien recibidos.”